Wetamir dijo:
(...) No es ficción es un producto, una tendencia, una moda. Solo que en el mundo femenino no seguir una moda es objeto de burla y escarnio.
Yo si he visto muchos episodios de sexo en NY, incluso le cogí el gusto a cultivar mi odioTambién leí unas cuantas revistas para tias y tiré de la lengua a muchas pijas idiotas acerca de muuuuchos temas. Pude ver bien de cerca lo que piensan muchas mujeres, ¿acaso creeis que me invento lo que escribo? ¿desprecio a las zorras por qué me dió un dia por ahí? pues no, lo he visto, lo he padecido, ostia. (...) viendo mierdas como esa.
Yo si he visto muchos episodios de sexo en NY, incluso le cogí el gusto a cultivar mi odioTambién leí unas cuantas revistas para tias y tiré de la lengua a muchas pijas idiotas acerca de muuuuchos temas. Pude ver bien de cerca lo que piensan muchas mujeres, ¿acaso creeis que me invento lo que escribo? ¿desprecio a las zorras por qué me dió un dia por ahí? pues no, lo he visto, lo he padecido, ostia. (...) viendo mierdas como esa.
Las revistas para mujeres, sobre las que merece la pena hacer un muestreo para alcanzar la explicación de muchas cosas.
Resulta que al ojear una, me gusta hacerlo como ejercicio científico para otear cómo anda el patio, no hay más que mensajes contradictorios que propician conductas esquizoides.
Resulta que en una página el mensaje "a" les dice que son estupendas y maravillosas, el mundo las tiene que aceptar tal y como son y ellas deben hacer igual consigo mismas. En toda mujer hay una princesa, una belleza, una dama, etc. Se asume el recado por la lectora de turno y el ego se le infla hasta reventar porque se siente perfecta o casi.
Pero luego pasan página y el mensaje "b" les está contando que tienen que ser la leche en todo, salirse en todos los campos, ir impecables y además estar delgadas y ser o parecer más altas, aparte de convertirse en unas campeonas de la seducción y el sexo. Y entonces, claro, la pobre infeliz se siente desgraciada porque se da cuenta de que las veinticuatro horas del día, su cuerpo, su mente y su presupuesto no le dan para tanto.
Y ello por no hablar del mensaje publicitario "c" que les presenta patrones de belleza casi inalcanzables, cuerpos que hay que suponer ideales y cutis de porcelana, sin pararse a pensar un momento en las jugarretas del Photoshop. Así que la pobre chica a la que le han dicho en la página cuatro que tienen que suspirar por ella cuando alcanza la cincuenta y cinco se acolecha.
Con esos mimbres ya se obtiene la arquetípica cretina pagada de sí misma en la corteza pero plagada de inseguridades en sus capas más profundas, y con lo uno y con lo otro tiene potencial suficiente como para amargarte el día.
A eso le añadimos el otro gran frente del consumo revisteril femenino: ese cotilleo que consumen con avidez. Ahí tienen realidades alternativas, mundos en los que uno se pasa el día con la panza al sol y le llueven los millones, casas de esas que llaman "de ensueño" y que no son más que espectáculos de ordinariez con etiqueta cara. Otro factor más para la insatisfacción permanente, lo que probablemente nunca van a alcanzar, a salvo de que para obtenerlo sacrifiquen la dignidad que les quede para asumir el estatus de meretriz.
¿Qué los tíos consumimos mierda? Sin duda, el Marca, el As y el Mundo Deportivo definen pautas, aunque en su defensa hay que decir que fuera de la morralla futbolera que ocupa tres cuartas partes también hay magníficos artículos sobre otros deportes. Sobre el porno no admito discusión: fomenta la paz social y no hay nada como hacerse un buen pajote para ir tranquilo por la calle y no hacer más caso del necesario a tanta zorrupia. En cuanto a otros géneros tampoco creo que quepa mucha cancha a la crítica; una revista de pesca, mecánica, bricolage o modelismo naval al menos entretienen, instruyen y muestran técnicas útiles; tenían su paralelo en las revistas de labores y patrones pero supongo que ahora a las "yolovalgo" todo eso les genere urticaria. Y ojo, que me parece perfecto que un tipo dedique su tiempo, si le gusta, a la cocina o hacer macramé, al igual que es digno de encomio que una chica tenga afición por hacer mobiliario de madera o la forja de hierro.
De otras revistas, tipo "Men´s Heatlh" mejor ni hablar. Son el reverso de las revistas femeninas y cabe hacer votos para que acaben en fracaso. Su objetivo final es generar una masa crítica de gilipollas.