La figura del pagafantas viene siendo una de las más recurrentes a lo largo y ancho de este foro. Las características básicas que según es convención lo delatan, es decir, una naturaleza servil, maleable y con disposición a ser objeto de todo tipo de pruebas arbitrarias y humillaciones públicas y privadas le han ganando a tal figura el desprecio casi unánime de este foro, sin perjuicio además de cierto número de retractaciones en plan estalinista (estilo "si, camaradas, me acuso de haber incurrido en pagafantismo, pero estaba equivocado").
Y ello puede que no sea para menos, ya que el pagafantas se caracteriza además por la codicia; él desea réditos a futuro por su conducta rastrera, considera que la acumulación de genuflexiones acabará por ganarle plaza entre las piernas de su pagafanteada, lo cual las más de las veces no es sino mera ilusión, amplia y merecidamente frustrada al final.
Ahora bien, tampoco puede predicarse nobleza alguna en la destinataria de pagafantismo, pues normalmente es buena sabedora de los fines de su adulador y se aprovecha deliberada y prolongadamente de los favores de los que es objeto, sin perjuicio además de ostentar alegremente ante terceros que dispone de un pelele al cual puede, cual madelman, utilizar como chófer, hombro para lagrimeos, coartada, etc.
Dado que codiciar es inherente a la naturaleza humana y que también ésta no es cristalina en modo alguno a la hora de aplicar métodos para ello, como punto de partida teórico se puede admitir la posibilidad de que haya pagafantas entre las féminas. La diferencia con el varón va a radicar normalmente en los fines: el pagafantas suele aspirar a meterla en caliente pero la pagafantas suele tener muy fácil que le metan algo caliente si le apetece por lo cual, y a salvo de tributos de admiración casi patológicos, no será lo habitual que a una pagafantas le muevan los espasmos de su chochamen.
La hipótesis pagafántica entre mujeres sin duda se asienta en deseos más de largo plazo y alentados por bases de utilitarismo material. La figura de la proveedora de sexo muta por la del proveedor de bienes fungibles, estabilidad económica, amparo ante la incertidumbre, colaboración para sacar adelante a una prole, etc. Sobre expectativas de tal clase es sin duda factible que una mujer recurra a ser pagafantas y aguantar carros y carretas, aunque siempre sobre la base de que la consolidación de un estatus acabará volviendo las tornas contra el pagafanteado, pues hoy por hoy los esquemas legales y sociales le ponen bajo riesgo de ruina económica y marginación social si a la pagafantas se le hinchan las narices.
Así pues para que surja la pagafantas es necesaria la promisión de un flujo constante de bienes y servicios sobre bases creíbles y ahí es donde juega la habilidad del aspirante a pagafanteado. En tanto en cuanto éste sea capaz de grabar a fuego en la mente de la posible pagafantas que él derrochará por ella esfuerzo, ingenio y facultades a la hora pisar fuerte en sociedad la partida estará ganada. Conozco al efecto un caso extremo, que ni censuro ni apruebo sino que me limito a exponer; un tipo que se dedicaba a opositar para notarías año tras año, dependiendo de la teta paterna para sus necesidades básicas y de las tetas de la novia (que trabajaba en un banco con contrato fijo) para el polvo finisemanal y el sufragio de sus caprichos; él representaba el paradigma de aquello a lo que una pagafantas puede aspirar, un varón proveedor de alto standing, una inversión a futuro que hacía merecer la pena la adecuada administración del coño y dedicar ciertas cantidades de dinero y tiempo para tener satisfecho al triunfador en ciernes. Él se tomó las cosas con calma y tardó cosa de ocho o nueve años en aprobar, viviendo en tanto de modo bastante regalado gracias a sus dos fuentes de financiación, si bien nada más tomar posesión de su flamante notaría mandó a freír espárragos a la chica y se lió con la primera jamona que se le puso a tiro en su localidad de destino. Habrá quien prefiera denominar a esto como una historia de amor frustrada, y no discutiré que así pueda ser, pero tampoco creo que exista nada que admirar, pese a la corriente dominante de pensamiento, en el pretexto romántico.
Otra posibilidad de existencia de la pagafantas se ciñe al sexo, desde luego, pero la diferencia con el pagafantas está en la culminación: él se conducirá como un pelele para acceder al sexo y es éste un camino muy cuesta arriba; ella hará lo propio si ha sido follada de modo convincente, asertivo (e insertivo) y se le raciona convenientemente tal maná. En tales casos una hembra soberanamente bien follada se dejará caer hasta las simas más profundas del pagafantismo con tal de ver su vagina y su mente colmadas de una polla feroz, dominante y claramente machoalfista.
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¡Muy bueno!
ResponderEliminar¿Me podrían contar cuál es el foro al que se refiere en la entrada?
No me extraña que las mujeres odien y se aprovechen de los pagafantas como el que se aprovecha de un trozo de papel higiénico... Se puede hacer un juego de palabra con su principal rasgo "servil", es decir, que el pagafantas es un ser vil, y su vileza los hace fusilables.
ResponderEliminarNo por nada, infinitamente peor que una feminazi, es un pagafantas que las soporta y las ayuda en su cruzada contra ellos mismos.